martes, 16 de octubre de 2012

Tú, una vez más.

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Han sido tantas las veces que he escrito de ti, que sencillamente ya perdí la cuenta. Muchas veces fueron de cólera, de tristeza, de felicidad: de lo enamorada que estaba, de las sonrisas que me sacabas, de las lágrimas que me hacías derramar, de tantas cosas que sentía por ti.

Extraño tus besos, tus abrazos, tus sonrisas, todas esas bellas cosas que sentía cuando estaba junto a ti. Era lindo, muy hermoso. Pero las últimas veces que nos vimos no fueron las mejores: cambiaste. No sé que sucedió, que te sucedió, que nos sucedió. Una vez te pregunté: evadiste la pregunta. Pero, ¿dónde quedó todo? ¿Dónde quedaron esos besos? ¿Dónde quedaron los recuerdos de ese tan preciado verano? ¿Dónde quedé yo o sencillamente me perdí en el tiempo? Son varias las preguntas que me formulo acerca de esa situación y de como cambiemos tan radicalmente de lo que solíamos ser porque así fue. De ser lo mejor que te había ocurrido en la vida, pasé a ser el peor error de tu vida; de sacarte las palabras más lindas del mundo, salían las palabras más dolorosas; de sacarme tantas sonrisas, comenzaron a salir lágrimas; de reír y divertirnos cuando estábamos juntos , sentías cólera al verme.

“¿Hice algo mal?”. Es algo que siempre me pregunto porque parece que así fuera. Siempre hice lo mejor por ti, siempre traté de complacerte en todo así me pareciera la más grande idiotez. Dime, ¿yo que no hubiera dado por una sonrisa tuya? ¿Ah? ¿Qué no hubiera dado porque me ames cada día un poco más? Yo sé que no existe la perfección en este mundo, pero llegué a pensar eso de ti, llegué a pensar eso de nosotros a pesar de tantas cosas. Pero parece que me quedé atrapada en mis pensamientos porque no llegó a más.

Comparando las cosas a lo que eran antes, me di cuenta de todo lo que llegaste a sentir, pero que yo –torpemente– perdí y aunque no lo creas, hasta el día de hoy me arrepiento en lo absoluto. Me buscabas, me hablabas, te importaba yo o al menos lo sentía así. Luego, yo era quién te buscaba, te hablaba, a quién le importaba vernos. ¿No? Las cosas pasaron demasiado rápido, pero como las personas que somos, siempre queremos buscar a la o el culpable, ¿verdad? Bueno, decidí culpar a la distancia después de todo era un gran impedimento para ambos, pero ¿cómo culpar a algo que realmente era sólo un impedimento físico? Seguían los sentimientos, eso no se irían jamás.

Cierro los ojos y sencillamente me doy cuenta de como son las cosas. En estos momentos no estoy en la posición de criticarte ni decirte nada y mucho menos sacarte las cosas en cara. ¿Quién soy yo? ¿Qué somos? Nada. Solíamos serlo, pero ya no. No puedo pasarme la vida pensando en ti sabiendo que tú ya andas en otras cosas, ¿verdad? Sería un poco estúpido, pero realmente tú sigues ahí diciéndome cosas , haciéndome sentir cosas que quiero olvidar, que tú ya olvidaste. Soy consciente de todo lo que tú has hecho y me duele, sencillamente por el hecho de saberlo y no tanto de imaginármelo. Yo no he hecho ninguna de esas cosas porque no me creería capaz de hacer algo así por una persona que quiero de esta manera tan obsesiva, tan enfermiza. Pero, aún dices amarme, ¿verdad? ¿Entonces? ¿Por qué lo hiciste? Eso es lo que aun no entiendo y creo que jamás terminaré de entender, ni tú ni yo.  Pero dime, ¿qué hago contigo? ¿Superarte por completo? ¿Hacer como si jamás nos conocimos, como si jamás hubo nada? O como tú dices: esperar el último beso a ver qué pasa. Me encantaría esa parte, volver a sentir tus labios rozando los míos para terminar en uno de esos dulces besos que solías darme, pero luego recuerdo cuantas vinieron después de mí y no puede caber esa idea en mi cabeza.

Sé que debería de alejarme, de entender que todo terminó, de dejarte ir de una buena vez, de dejarte en paz y que hagas tu vida, de dejar de hostilizarte, de dejar que seas feliz, de hacer que reluzcas esa bella sonrisa que tanto me enamoraba. Te juro que quiero que todo eso suceda, pero soy débil como te habrás dado cuenta. Te quiero demasiado, te amo. Pero ¿dónde queda el amor propio? ¿Qué hago amándote tanto si a ti no te importa en lo absoluto? Es estúpido, soy estúpida,  pero tu un idiota que sólo ilusiona, y se larga. ¿O no?

Creo que no seré ni la primera ni la última en caer en tan torpe juego, pero ¿para qué decirme que no lo amé mientras duro? Fue bonito, pero divertido para ti, ¿no? Sabrías que tarde o temprano acabaría, como todas las cosas en la vida, pero ¿quién sabe? Tal vez alguna vez hiciste trampa en el juego porque ganar antes, o no lo sé.

Definitivamente, me enamoré de alguien como tú, con sus defectos, sus caprichos, sus virtudes, sus sonrisas, sus lágrimas, sus abrazos, su amor, su desprecio. Me enamoré perdidamente de una persona que no conocía en lo absoluto –como ahora me doy cuenta–, aunque supe que fuiste así, FUISTE: pasado, pero pensé que no volverías a los mismos pasos de antes. ¿Qué ganarías? ¿Lastimar a quiénes te quieren? ¿Levantar falsas ilusiones? Las respuestas a esas preguntas solamente las tendrías tú, por el momento yo sólo puedo opinar sobre lo que observo.

Como te dije la última vez que nos vimos: “Siempre te amaré, acuérdate de eso, pase lo que pase estarás en mi corazón. ¿Sí?”, así seguirá hasta un muy largo tiempo. Siempre te tendré presente, siempre estarás en un rincón muy especial en mi corazón, siempre, aunque como dijiste: “nos vamos a volver a ver, no te pongas así, te lo prometo”. Sigo esperando que esa promesa se cumpla, pero no para volver a lo de los últimos meses, sino a lo del comienzo, a esas sensaciones únicas que se perdieron en el tiempo y en la lucha contra la distancia.

¿Lo último? No quiero dejar de sentir todo esto por ti, aunque sería bonito que dejara de ser sufrimiento y fueran cosas hermosas, como antes. Pero no puedo seguir viviendo en el pasado, debo de enfocarme en el presente y tal vez darle un poco de importancia a lo que vendría a ser el futuro. Ahora, en el presente, te amo. Te amo demasiado. Te extraño, pero más tus recuerdos. ¿Mi último deseo? Vuelve a ser como antes, o al menos quién pensaba que eras. 

Te amo. 

martes, 24 de enero de 2012

¿Hasta cuándo, "mi amor"?

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"No tienes  ni idea de cuan difícil es forzarme a parar de pensar en ti, algunas veces".

Dice que me quiere hacer feliz, supongo que por eso me siento tan triste; dice que me quiere ver siempre sonreír, quizá por eso las lágrimas están saliendo de mis ojos; quiere que ría con él, tal vez por eso haya llorado en su presencia y más aún cuando estaba sola; quiere que sea feliz junto a él, por eso a veces me hace sentir tan infeliz algunas veces; no me quiere perder nunca, y por esa misma razón me da razones para irme y no volver.

Pide bastante, quiere demasiado, hace algunas cosas, ocasiona muchas. Supongo que es típico en él. Siempre quiere ganar, nunca quiere perder. Se enoja cuando él es el culpable de las cosas que uno dice en un momento de desesperación, ¿quién lo entiende? Después de lastimarte diciendo cosas sin sentidos, de hacer cosas que sabe que te van a doler, actúa como si nada hubiera pasado. Le gusta que le pidan perdón, pero a él no le gusta pedirlo.

Es raro, es único, lo odio, lo amo, me encanta, me da asco su forma de ser. Dicen que tienes que aceptar a las personas como son… y es que a veces puede ser tan lindo, tan dulce, tan tierno… me puede hacer sentir como la única mujer en la tierra, la más hermosa, la más perfecta, la más inteligente… y a veces puede ser un idiota, un imbécil que solamente quiere creerse el mejor del mundo, siendo egoísta, pensando en lo que él necesita para ser feliz.

Dicen que él me ama, nadie lo ha negado, pero también dicen que ama “saberlo todo”, algunas veces no tiene la razón, le encanta saber todo, le encanta manipularme, es mayor, sabe como hacerlo, se fija en lo malo, al igual que yo.

Dice que le llegué, que no lo joda, que no lo moleste, cada vez que trato de usar un poco de madurez en alguna situación, todo termina exactamente todo menos bien, es raro. Dice que se siente triste conmigo, que no es feliz, le pregunto que hace con alguien así, y él también se pregunta que hace con una persona que piensa lo peor de él… no se aburre, no se cansa, me pregunto que espera. También dice para que todo esto se acabe, pero que yo lo acabe, no él… yo no quiero, él tampoco, pero no es feliz, a veces yo tampoco. Admito a ver llorado por él en las madrugadas, a ver perdido mi tiempo torpemente en la computadora o en mi celular solamente para hablar con él, porque en esos momentos nada más me importaba, admito a ver imaginado momentos juntos cuando estábamos lejos, admito a ver deseado que ninguno de esos besos se acaben.

Mi intención no es criticarte, pues te amo como jamás pensé que lo haría con alguien, me enamoraste, me enseñaste tantas cosas, me demostraste como es sentirse querida, como es dar todo por aquella persona que quieres demasiado. Me gustas, me encantas, me enamoré sin si quiera pensarlo dos veces, me haces quererte, extrañarte, llorarte, pensarte, soñarte, entre tantas cosas.

Me he dado cuenta con el paso del tiempo, que no puedo ser feliz sin ti, pero tampoco puedo ser al 100% feliz estando contigo. No nos vemos mucho, no estamos todo el tiempo del mundo, pero ese poco tiempo es esencial, es perfecto, es hermoso para mí, me hace querer estar contigo siempre… pero cuando estamos separados a veces peleamos, casi siempre, me hace querer alejarme de ti y no volverte a ver nunca más. ¿Entiendes mi ironía?

Ahora, me doy cuenta realmente como eres, y me lastima… me doy cuenta que realmente no eres el culpable de tantas lágrimas como pensaba, y la que estaba buscando a todos los culpables del mundo, era quién realmente lo era.  Sí, yo. Otra vez, yo. Haciéndome daño a mí misma, aguantando cosas de un idiota que puede dar mucho por mí, pero cuando lo necesito realmente está en todo los lugares, en todas las posiciones, menos como yo lo necesito, como yo lo quiero, como me hace falta.

Pensaba hablarle a estas horas de la madrugada, pero no quiero joderlo. Me pongo a pensar en él, y me daña recordar como me rechaza, cuando sé que realmente se muere por aunque sea un maldito abrazo mío, pero no, el enojo le gana. Cuando leo algo que el me escribió, me lastimo más y más… pensar que meses atrás, cualquier mensaje de él me hubiera sacado una sonrisa a estas horas, pero no, ahora no. Me sacan lágrimas, y siento como si me hubieran tirado un balazo directamente el corazón, me hace sentir mal, triste, vacía, sola. Me acuerdo de los buenos momentos, y me pregunto, ¿qué sucedió? Y sé que te prometí llorar, pero si nos damos cuenta, tú eres el único que cumple las promesas –o bueno, hasta ahora, supongo.

El corazón de las personas es débil, es como un cristal, una vez que cae, por más que lo quieras volver a pegar no es lo mismo. Me dañas, ¿piensas que sonríe? Puede que yo lo haya hecho primero contigo, pero eso no va a evitar que las lágrimas salgan.

Te amo, dices “amarme”, me lastimas, lloro, me hablas y caigo como una estúpida una vez más. ¿Hasta cuándo, “mi amor”?